El fenómeno de las candidaturas independientes a la gobernación

cropped-hoho.pngLas elecciones generales de 2016 en Puerto Rico son las más claramente coloniales que se recuerden desde mediados del siglo XX hasta hoy.  ¿Elecciones? No. En realidad, lo que sucederá el 8 de noviembre será una gran encuesta.  Nadie sabe de qué trata la encuesta ya que unos la quieren pintar como una consulta de status, otros como un ejercicio a favor o en contra de la Junta Imperial de Control Fiscal y otros la ven como un concurso de quién es la más bella, cuál es inteligente y quiénes los brutos, entre otras cosas.  Al final del día, ya Estados Unidos dictó que una junta de siete, no electa por el pueblo, tendrá más poder que el gobierno de Puerto Rico y, como diría don Pedro Albizu Campos, las elecciones coloniales son una trampita que no adelanta el bienestar de la nación puertorriqueña y legitima el sistema colonial estadounidense.

Pero, si analizamos el fenómeno que cada carnaval electoral levanta, en definitiva, 2016 es un año electoral diferente.  Aparte de los tres partidos tradicionales (PPD, PNP, PIP) y de la vuelta del pepito (PPT), hay dos candidatos independientes en la disputa por La Fortaleza.  Y no son dos candidatos cualesquiera, Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre están haciendo historia por el gran interés y apoyo que sus candidaturas han despertado.  Para sustentar esta aseveración basta con mirar las redes sociales, las encuestas y, sobretodo, la reacción de los candidatos y partidos de la vieja política.  Veamos brevemente cómo ha sido la reacción de esos partidos y candidatos.

Primero, hay que dejar establecido que los ataques contra las candidaturas independientes se han centrado contra Alexandra Lúgaro.  Esta candidata aparenta ser la preferida entre los electores que se niegan a seguir apoyando al PPD y al PNP.  Además, este artículo no se centra en los ¨pros¨ o ¨contras¨ de Lúgaro o Cidre ni en si son diferentes al PPD o PNP, aquí solo hablamos de la reacción de los partidos políticos tradicionales ante estas candidaturas independientes.

Comencemos por el Partido Nuevo Progresista y su candidato Ricky Mitocondrio Rosselló.  El PNP ha tenido la reacción más fría hacia Lúgaro.  A pesar de que no se han visto muchos ataques públicos contra ésta, sí fue llamativo que Ricky Rosselló decidiera adoptar propuestas de los candidatos independientes.  Esto se debe a que el PNP se sabe al frente en las encuestas y a que un partido corrupto como el PNP se conforma con ganar el poder, aunque sea perdiendo una parte grande del apoyo de su base.  Los más recientes sondeos colocan al PNP y a su candidato a la gobernación con un 40% del apoyo del electorado.  Este número es revelador ya que el PNP no tiende a bajar de un apoyo del 46 al 48 por ciento.   ¿A dónde se fueron esos más 100,000 electores penepés?  Demás está decir que no han ido a apoyar a David Bernier ni al PIP ni mucho menos al fantasma PPT.  Esos miles de electores estarán, o quedándose en sus casas o apoyando a uno de los dos candidatos independientes.

Por otro lado, se ha visto una movida en el PNP de insertar la estadidad en el debate.  El fin es más que claro, el liderato anexionista sabe que la estadidad es imposible y que el apoyo a la misma no crece, pero también sabe que, históricamente el voto estadista ha sido bastante monolítico a favor del partido que los representa.  El PNP busca desesperadamente amarrar el voto del anexionismo y asegurarse al menos un 46% de los votos.  Si la cosa madura como pinta, les espera un cantazo desde la base.

En el caso del Partido Popular Democrático, la reacción ante Alexandra Lúgaro ha sido más visible.  El PPD ha publicado imágenes en las redes sociales donde comparan a su candidato, David Bernier, con Alexandra Lúgaro.  Lógicamente, resaltan los aspectos negativos de Lúgaro frente al ¨exitoso¨ Bernier.  Por otro lado, el propio David Bernier ha reconocido en los medios la fuerza con la que vienen los candidatos independientes a la gobernación.  Se llegó a rumorar que el Partido Popular le ofrecería un alto puesto en el gobierno de Bernier a Lúgaro, a cambio de su endoso a la candidatura popular y al retiro de la propia.  En resumen, que dos monstruos como los hegemónicos PPD y PNP estén hablando en plena recta final de la campaña de una candidata independiente, sin maquinaria electoral y son los millones de dólares que ellos disfrutan para publicidad, es más que revelador: es histórico.

El PIP no se ha quedado atrás.  Este partido moribundo busca como un sediento en el desierto el logro de la inscripción de la franquicia electoral.  Los tiempos en que el PIP enfilaba sus ataques contra el PPD de manera casi exclusiva pasaron.  En el 2008 se pudieron dar el lujo de ignorar al PPR y a Rogelio Figueroa y fueron vencidos por éste.  En el 2012 intentaron ignorar al PPT, más bien al fenómeno Bernabe.  Pero en 2016 les ha sido imposible dejar de lado a Alexandra Lúgaro y en menor medida a Manuel Cidre.  Desde el año 2004 el PIP no logra quedar inscrito al no obtener el mínimo necesario de apoyo.  En el 2012 este problema del PIP se agravó ya que por primera vez en la historia se pudo observar cjkhiuuilaramente cómo el apoyo a la independencia casi duplica el apoyo que obtuvo el PIP, lo que significa que una enorme parte de los independentistas que salen a votar, no apoyan a la franquicia verde.  El PIP creyó que postulando una mujer serían el centro de la atención, pero llegó Lúgaro.  María de Lourdes Santiago es la última carta del PIP y ha sido, hasta ahora, un fracaso.

La estrategia del PIP ha sido enfilar sus cañones contra Lúgaro a través de sus seguidores en las redes sociales y a través de ataques de María de Lourdes contra Lúgaro.  Pero el PIP sabe que poco puede hacer para restarle apoyo a Cidre o a Lúgaro y ha revivido la trampita de que las elecciones son plebiscitarias.  Desde la década de los 80  el PIP decía que las elecciones no son plebiscitarias y que un voto por el PIP no es un voto necesariamente por la independencia, ahora se contradice.  El liderato pipiolo sabe que la única forma de quedar inscritos es si los independentistas, dejándose llevar por el cuento de las elecciones plebiscitarias, dieran todo su apoyo al PIP.  Por esto, en los debates y en todo María de Lourdes no para de hablar de independencia como solución hasta para una diarrea.

El PIP se tendrá que conformar con un cuarto o quinto lugar y los buenos independentistas al reto de si superan a un liderato que se ha convertido en una piedra en el camino a la independencia.  En cuanto pasen las elecciones correrán a inscribirse sin análisis, sin democracia y si participación de la base.  El PPT, el PPT está por ahí…

La farsa pipiola de las elecciones plebiscitarias

De izquierda a derecha: Juan Dalmau, Fernando Martín, Rubén Berríos y Manuel Rodríguez Orellana.

Cuando don Gilberto Concepción de Gracia y otros líderes independentistas se vieron obligados a fundar el Partido Independentista Puertorriqueño debido al abandono de ese ideal por el Partido Popular Democrático y la expulsión de los independentistas de ese partido, jamás imaginaría que con el paso de las décadas el PIP sería secuestrado por un pequeño grupo de líderes y unos cuantos portavoces.  Sí, se podría decir que el liderato del PIP convirtió un partido en propiedad privada.  Es asombroso ver cómo una organización política que cada día saca menos votos no hace absolutamente nada por recuperar parte del terreno perdido o, al menos, aquella visión de respeto, admiración y credibilidad que una vez inspiró.

Mucha gente habla de que el PIP necesita hacer alianzas para atraer votantes.  Este es un asunto delicado ya que como bien dice el liderato pipiolo y tratándose de un partido casado casi exclusivamente con el asunto del estatus, el independentismo necesita una voz propia que no se diluya en alianzas con colonialistas ni anexionistas.  Sin embargo, muchas veces cuando se habla de alianzas no tienen que entrar los partidos PNP o PPD.  Se habla de alianzas con otros grupos independentistas que estén dispuestos a participar del proceso electoral.  Si se examina la lista de candidatos y candidatas del PIP, será fácil reconocer cómo se repiten y se repiten nombres elección tras elección a diversos puestos.  ¿Por qué el PIP no puede concertar con grupos defensores de la independencia candidaturas al Senado, Cámara o alcaldías?  Sería un mensaje de apertura y de respeto a la diversidad dentro del independentismo en la dirección correcta.

María de Lourdes Santiago, primera senadora independentista, no pudo revalidar en las elecciones de 2008.

Por otra parte, lejos de las alianzas, tal vez el propiciar una verdadera democracia al interior del partido pueda ayudar a atraer personas, tal vez alejándose del festín de fondos públicos y la doble compensación de sus legisladores puedan hablar con fuerza moral y francamente a un enorme grupo de puertorriqueños y puertorriqueñas que aunque no sean independentista simpatizan por razones diversas con el PIP.  Pero, ya que a los líderes del PIP se les hace imposible abrir un poco las puertas y aceptar una organización donde la base tome el mando y no la maquinaria aplaste a la base, pasemos a hablar de la ¨plebiscitación¨ de las elecciones en Puerto Rico.  Dejemos de lado recomendaciones que caerán en oídos sordos.

Una estrategia que utilizan los partidos tradicionales es encadenar al electorado por preferencias de estatus para Puerto Rico.  El mensaje es que, aunque ninguno de estos partidos (PNP, PPD, PIP) representan realmente los intereses de las mayorías, deben votar por uno de ellos porque es el que defiende mis ideales de estatus.  En arroz y habichuelas, el PNP o el PPD pueden robar, vender el país, descalabrar la economía que la obligación de un estadista es votar penepé y la de un estadolibrista es votar popular.  El PIP puede jaltarse de dietas legislativas, beneficiarse de carros, celulares y sueldos abusivos para el pueblo, si al final la obligación del independentista será votar por ese partido sin más ni más.

La receta descrita anteriormente es la que ha llevado a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras a votar por esas fórmulas aunque sea en contra de sus intereses de clase o simplemente quedarse en sus casas por entender que no tienen otra opción.  El discurso pipiolo es que aquel independentista que no vote por el PIP es traidor o claudicador sin remedio.  Por tal razón, es que repiten y repiten como el papagayo que la razón de la participación del PIP en las elecciones tiene como único objetivo ¨adelantar la independencia¨ ya que votando por el PIP se vota por la independencia.  Este discurso no solamente es patético y ha demostrado ser un fracaso que en nada a ayudado al ¨instrumento de lucha por la independencia¨ que pretende ser el PIP, sino que es una de las hipocresías más grandes del liderato de ese partido.

La historia lo demuestra, ya que el mismo Partido Independentista Puertorriqueño es el que antes decía que un voto por el PIP es un voto para gobernar bien y no por la independencia.  ¡Ahora resulta que ese mismo liderato dice que las elecciones son plebiscitarias!  Con esta hipocresía es que el PIP ataca a cualquier partido que intente organizar a la fuerza trabajadora para rescatar y conquistar derechos y para por primera vez en la historia del País implantar un gobierno cuyo norte sean los trabajadores y las trabajadoras y comenzar a desarrollar una democracia participativa.

Berríos lleva al frente del PIP más de cuatro décadas.

El mensaje y la lucha social que una vez llevó el PIP fueron quedando atrás.  Ya el PIP no es el partido de ¨arriba los de abajo¨ de la ¨independencia, socialismo, democracia¨, hoy el PIP habla de aquello como un recuerdo.  El PIP casi no habla de economía capitalista o neoliberal prefiere decir economía colonial.  Hoy el PIP es el partido de ¨la opción radical¨ y ¨declara tu independencia¨ que destrozaron la campaña del excelente candidato Edwin Irizarry Mora, hoy el PIP es para dar ¨nuevo impulso independentista¨, pero el resto queda fuera porque un voto por el PIP es un voto por la independencia y no se diga más.

El presidente ejecutivo del Partido Independentista, Fernando Martín García escribió para el 1996, con motivo del cincuentenario del PIP un libro titulado La tierra prometida.  Este libro hace un recuento de la historia del Partido desde su fundación en Bayamón en 1946 hasta el año 1996.  Es precisamente este libro el que mejor ilustra la postura del liderato pipiolo en cuanto a si las elecciones son plebiscitarias o no lo son.  A continuación reproduzco unos párrafos que detallan lo que en el PIP llamaron “La Nueva Estrategia” sin que ello signifique que el liderato pipiolo sea claudicador, reformista de la colonia o traidor del ideal de la independencia como ahora acusan a otros.

 “El PIP estaba cosciente de que había llegado el momento para cosechar electoralmente las enormes simpatías que existían en el país –más allá del independentismo- por su liderato, y el respeto creciente por la integridad y persistencia que el PIP simbolizaba.  Esas simpatías no podían convertirse en votos por el PIP mientras las elecciones siguieran teniendo de facto un carácter plebiscitario.  A un elector no independentista difícilmente podía pedírsele que votara íntegro por el PIP en esas circunstancias.

La tierra prometida, pág. 72

“En noviembre del 1986 el PIP, reunido en asamblea en Loíza, adoptó una nueva posición programática – La Nueva Estrategia – que le permitiría al partido desempeñar el papel dual que las nuevas circunstancias requerían: el de representante de la Independencia en asuntos de status y de representante de todo el país en cuanto a la temática cotidiana de las reformas económicas y sociales.”

La clave residía en reconocer el carácter no plebiscitario de las elecciones generales, de tal manera que los no independentistas pudieran votar por todos los candidatos del PIP sin que ello constituyera un voto por la Independencia…”

La tierra prometida, págs. 75, 76

“La Nueva Estrategia, por lo tanto, no sólo ampliaba potencialmente el área de captación electoral del PIP, sino que lo convertía en un instrumento más ágil y efectivo para promover las condiciones necesarias para el advenimiento de la Independencia, al subrayar la necesidad de crear una vía alterna, independiente de las elecciones, para llegar a la solución definitiva de nuestro problema colonial.”

La tierra prometida, pág. 77

El mismo liderato del Partido Independentista Puertorriqueño reconocía que para poder solucionar el problema colonial de Puerto Rico era necesario separar ese proceso de las elecciones generales.  Ese mismo liderato reconoció que solo así se podía lograr un partido más ágil y efectivo.  Más de dos décadas después el PIP se desdice y por mezquindad política y sectarismo llama a traidor, claudicador o reformista colonial a quien se atreva a plantear la separación del proceso para solucionar el estatus de una manera seria del proceso eleccionario de cada cuatro años.

Para las elecciones de 2012 el país tiene todo un nuevo panorama.  Aparte de los tres partidos tradicionales han surgido otros grupos de ciudadanos con propuestas que aunque puedan coincidir en unos puntos al final buscan transformar el desastre en el que han convertido a Puerto Rico de maneras distintas.  Por un lado existe el Movimiento Unión Soberanista.  Este partido propone solucionar el problema del estatus mediante una asamblea constituyente y llama a sus filas a quienes crean en alternativas que garanticen la soberanía del país, entiéndase personas que crean en la libre asociación o en la independencia.  Este partido, al igual que el PPD, el PNP y el PIP se basa en una preferencia de estatus como razón primordial de su existencia.

Surge también para el 2012 el Partido del Pueblo Trabajador.  Esta agrupación plantea que es necesario no dividir en partidos las preferencias de estatus e invita a unirse a sus propuestas a todas aquellas personas que crean en la defensa de los derechos de la clase trabajadora y de las minorías, el rescate de la agricultura y una democracia más participativa o en la que esté integrado el pueblo de forma más directa.  Sus candidatos han dicho que  es necesaria la solución definitiva del problema del estatus, pero separado totalmente de las elecciones generales para garantizar una verdadera discusión del asunto.  Los afiliados y afiliadas, alegan tienen total libertad de defender sus preferencias de estatus siempre que estén de acuerdo con el programa de justicia social que buscan impulsar.

Otro partido que participa es el Partido Puertorriqueños por Puerto Rico (PPR).  Este partido ya compitió en 2008 y logró desplazar al PIP como tercera fuerza política.  Su punta de lanza es la defensa del medio ambiente.  Tal parece que el momentum del PPR ha pasado.  La defensa medioambiental es como el día de las madres, nadie se opone y figura en la plataforma de otros partidos (aunque el papel aguanta lo que le pongan).  Pero no se escucha al PPR ni al MUS poner en tela de juicio la economía neoliberal, por ejemplo.

Habrá que dejar que pasen los años, para ver cómo el liderato pipiolo, que pretende hablar a nombre del independentismo, cambia nuevamente de opinión.  Eso dependerá de cuál sea la opinión de sus líderes vitalicios y de cómo estén alineados los planetas.